Pareciera que este hombre simiteños, enclavado en las estribaciones de la cordillera Central, estuviera luchando con la adversidad de la violencia, pero NO; Pedro Pablo Rúgeles Flórez, es un hombre de armas tomar, cuenta con La Asociación Agro-ecológica, donde hacen cultivos agropecuarios para el desarrollo sostenible y garantizar la reserva alimenticia para una región que ha vivido más de 70 años en la violencia y donde ella, la guerra de guerrillas y paramilitares ha cambiado de formas.

Su objetivo es conservar tres mil hectáreas, para perpetuar la ciudad silvestre donde puedan vivir los animales, aves, insectos, reptiles, peces tanto endémicos como migratorios, igual con flora nativa.

Su trabajo tiene muestra de hermosos jaguares de piel mariposas, como serpientes venenosas, todo un ecosistema, que debe conservarse en medio de los enfrentamientos bélicos.

Su principio es la protección del medio ambiente y cambiar el mundo mágico de la Madremonte en la alternativa para que turistas se atrevan a mantener un contacto real con el verdadero Ecoturismo.

Él, Rúgeles Flórez, recalcar que en el entorno de la zona de alto riesgo (serranía de San Lucas) viven millones de especies sin contaminar los bosques; mientras en Simití, muchos desadaptados, arrojan en pleno siglo XXI: icopor, abdestos, plástico, vidrio e incluso defecan en la hermosa ciénaga de Simití, que además se ha convertido en una poza séptica, receptora de toda porquería, procedente de Santa Rosa del sur, ambiciosos mineros y narcos, que botan aguas residuales a la cuenca hídrica.

¡Queremos más ecoturismo en el sur de Bolivar y menos violencia… cero guerra!