Un grupo de forjadores que no tiene identidad ideológica, política, de credo y cultural; caminan por los senderos más remotos de la geografía de las estribaciones de la cordillera Central, edificando conciencia en las comunidades campesinas, que han vivido la desidia del Estado.
Ellos son un ejército de ángeles; los que conforman la Fundación D T S – 45, ayudando escuelitas, donde los niños y niñas de la vereda Bello Horizonte, fueron los escogidos; en el lugar donde reciben sus clases, se convirtió en un escenario de alegría.
Lo bueno de la noticia, es que dejaron las aulas de clase, divina y transformaron el “colegio” en un jardín del país de las mil maravillas.
Tocaron puertas a los comerciantes, y pidieron para los más pobres los elementos de ferretería; y con el uniforme puesto, se trasladaron a los peñascos, donde está enclavada la escuela rural de Nuevo Horizonte; allí, la pintaron, la reconstruyeron, le sembraron árboles frutales, para hacer una escena del edén. Esta escuelita ubicada en la maraña de la serranía de San Lucas, se convirtió en un paraíso terrenal para los chiquitos del campo que descubrieron que hay gente buena, maravillosa, en un país convulsionado por el orden público.
No les bastó entregar el cemento con que la comunidad construyó el piso que faltaba; sino que adornó con detalles, con dibujos de arcoíris y flores de colores, el hábitat donde deben pernoctar los chiquillos que de seguro tienen que formarse como ciudadanos de bien.
Los forjadores tienen un objetivo trazado, ayudar a las personas vulnerables, ayudar las escuelas donde la tecnología no llega; donde habitan personas pobres, ancianos enfermos, para recibir al final, una sonrisa que los hace útil, en un mundo tosco, dejado por la guerra que le ha robado la vida a cientos de niños que alimentan una guerra interminable.
Manos a la obra; pisos limpios, jardines sin maleza, sembríos de árboles frutales, que den sombra, fruto y oxigeno; pintar las viejas paredes corrosivas y entregar Kits escolares; sillas, mesas pequeñas y varias toneladas de libros y cartillas, para tener la firmeza de construir una sociedad, quede para siempre en la memoria de los infantes que han sido olvidados por la indiferencia del Estado.
El Presidente de la Junta de Acción Comunal de Nuevo Horizonte, José Alonso Ruiz, quedo anonadado por la acción voluntaria de hombres y mujeres que entregan todo para solo ver mejor y sonreír a los niños pobres del campo.