En el día del agua
Los 21 regaños de Dios a los simiteños
Por: David Torres Ruiz, Comunicador Social-Periodista.
Yo… Dios, dueño de todo el universo, le he brindado a mis hijos simiteños un paraíso de por vida, algo que le he negado a muchos pueblos del mundo, como a los del norte de África y al Medio Oriente; pero ustedes cabezas huecas, lo único que han hecho es destruir su propio hábitat natural… son como hijos malcriados que patean la lonchera, orinan la comida como el ratón, defecan y contaminan el agua de la ciénaga de Simití; sin importarle que le di el pez de cada día para que sus hijos no aguanten hambre y, acabaron hasta con el nido de la perra.
Les regale, 28 ciénagas, repletas de bocachicos, incluida la más hermosa del mundo, la ciénaga de Simití; con agua dulce en abundancia, que ni el más duro verano (fenómeno del Niño) la seca; con una biodiversidad amplia, llena de comida, arboles, animales, insectos, frutas endémicas que solo crecen en este paraíso verde e inundable; tierra fértil para que cultiven lo que quieran y lo único que han hecho es destruir los bosques, arrancan la flora y, la fauna silvestre, la matan.
Les entregue una selva virgen, una máquina para producir oxígeno, para que ustedes mis hijos consentidos tengan el derroche de aire puro, y ustedes no lo aprovechan, solo sirven para quemar basura, incinerar los bosques y enfermar sus pulmones con humo, porque le molesta la brisa libre, NO contaminada (el hijo consentido es vergüenza para sus padres, proverbio bíblico).
Pero lo único que han hecho mis hijos simiteños es destruir la naturaleza, matar la vida; les halo sus enormes orejas de burro terco, para que entiendan mis 21 mandamientos:
Queman basura para contaminar el aire, teniendo compactador.
Contaminan el agua dulce que beben, que sirve de alimento a los humanos, que sirve para que los peces se reproduzcan, la fauna y a la flora florezca.
Arrojan las excretas a los playones y hacen sus necesidades fisiológicas en el agua, contaminando el medio ambiente.
Construyen pozas sépticas, para depositar sus heces fecales, como en el siglo XIX, con las excretas dentro de sus casas, contaminado el cielo de gas metano.
Utilizan trasmallos y acabaron con las especies de los peces, quitándose el pez de su propia boca.
Pescan el bocachico por debajo de la medida legal.
Talan los bosques, porque les tienen fobia a los árboles.
Lavan sus vehículos en la ciénaga, habiendo lavaderos de carro.
Arrojan basuras al ecosistema, al agua, para ayudar a sedimentar la ciénaga, a pesar que cuentan con relleno sanitario.
Se roban los playones, hábitat de los animales para desovar, reproducirse; para anidar las aves, para que las tortugas pongan sus huevos; se auto-roban su tierra húmeda, por la codicia de aumentar la cría de ganado y engordar su vientre grasoso; mientras los pescadores quedan sin comida y sin desarrollar su actividad pesquera.
Permiten que los mineros conviertan a la ciénaga de Simití en una poza séptica y envenenen el agua con metil-mercurio y químicos.
Permiten que el gobierno de Santa Rosa del sur, contamine las cuencas hídricas, arrojando las aguas servidas a las quebradas y ríos, matando la ciénaga, sin exigirle la construcción de su PTAR.
No exigen la construcción urgente del alcantarillado y PTAR (prioridad 1.A., para los simiteños), con el fin de recoger sus aguas servidas, dejando caer directamente a la ciénaga, la cantidad de contaminantes: Grasa, jabón no biodegradable, aceites, químicos, límpido, orina, excretas y elementos tóxicos.
Continúan construyendo sus casas de espalda a la ciénaga, porque No tienen una hoja de ruta, ni planificación el futuro urbano del municipio.
Permiten la cría de cerdos en sus casas, que deambulan por las calles y playones para que se alimenten de excrementas, produciendo malos olores y enfermedades a sus propios hijos.
Desvían el curso de las quebradas, para alterar el ecosistema.
Fumigan con veneno los playones para que nazca pasto y extender su ganado, sin importar matar la vida silvestre.
Colocan murallas en la ciénaga para aterrar el humedal y recortar más el espejo de agua, ha sabiendo que se han robado kilómetros de ciénaga, no sacian su avaricia de un territorio donde hay tanta tierra en las serranías de San Lucas, que pide a gritos cultivarse.
Matan y capturan las aves silvestres.
Siguen contaminando el aire con la quema de monte y ladrilleras, ya ni pueden ellos mismos respirar.
Sedimentan las pozas, los humedales, para robárselas y agrandar sus fincas.
Hoy cuando me recuerdan en Semana Santa, que morí por ustedes, veo que sus hijos están perdidos en el vicio, NO permitan su autodestrucción, de seguro otros hijos míos en el planeta tierra, desean vivir en este paraíso maravilloso, tan lindo como es Simití; “Tierra de abundantes aguas” que ustedes maltratan, ensucian y contaminan.
Ustedes los simiteños, están destruyendo ese mundo maravilloso que les di, Edén que deben compartir sin egoísmo con sus hermanos menores: los peces, los reptiles, las aves, la flora, los animales, los insectos entre otras especies que abundan, para que nunca falte el pan y el equilibrio perdure por muchos siglos, pero lo único que han hecho es arruinar el agua, hoy como Dios del cielo, estoy triste por su mal comportamiento.