María Magdalena Muñoz Mendoza, toda su vida la vivió sembrado flores y especial, cayenas rojas y veraneras; entre olores de azar de la india y flores encantadoras, María cuida celosamente sus jaridin de flores en la calle San Miguel, ubicado al norte del municipio de Simití, Bolívar.
Una alegría irradia de sus ojos y de sus labios brotó un sonrisa sutil, al ver que sus familiares le construyeron su sueño… un jardín encantador en la puerta de su casa, donde de seguro las flores adornaran su compañía por el resto de años que le quedan por delante; con pétalos de la flor veranara, que se derraman en el suelo como manto purpura, florece en verano e invierno, eclosionando corolas que llenan de encanto el lugar y roban la magia del color, que dejó a tras o mejor, a un lado, las piedras grises y ladrillos partidos que oscurecían el panorama agreste de las plantas floridas, que además servían de guarida a culebras y animales ponzoñosos.
Ahora para pasar sus mejores días, María Magdalena Muñoz Mendoza, la compañera de toda la vida de Ulpiano Mendoza, no se cambia por nada; le construyeron de su propio jardín, para que se dedique cada mañana a regar las flores que plantará en su nuevo jardín.
De seguro se alegren con su presencia; en sus ojos se ve el destello de alegría, al tener un sitio donde regar con agua bendita, las flores de cayena roja, que adornan la lúgubre calle San Miguel del municipio de Simití, Bolívar.