El Hospital de Simití, No está preparado para masificar pacientes.
El Hospital de Segundo Nivel San Antonio de Padua del municipio de Simití, Bolívar, No está preparado para masificar pacientes; sus funcionarios que organizan los programas, jornadas de atención de especialistas o intervenciones quirúrgicas, son un desastre.
Los empleados no saben qué hacer y se enredan en un vaso de agua (atienden enfermeras que deben dedicarse a lo suyo o personal dedicado a servicios varios, algo que es exclusivo de una secretaria o una recepcionista); donde un paciente debe llegar solo a cancelar y ser atendido de inmediato, con horario premeditado.
En pocas palabras, sino puede con una brigada de atención sencilla, mucho menos están actos, preparados para recibir masificación de pacientes por una pandemia; multitud de heridos por un combate entre grupos armados, cientos de muertos por un terremoto, incendio o vendaval que arrojan muchos heridos; se moriría el 80 por ciento de los heridos, porque en verdad no ha coordinan y es más fácil poner de acuerdo, gente y animales de una fiesta de corraleja, que los funcionarios que brindan atención a los clientes del mal llamado hospital de segundo nivel.
Algo similar ocurrió este sábado 10 de septiembre del presente anuario, cuando muchos pacientes acudieron al hospital para recibir atención y lo que encontraron fue que le cambiaron las reglas de juego, para solo tomar un ficho y todo, por el desorden interno, preferencias conque funciona el sanatorio San Antonio de Padua de Simití, tienen por ciertas personas.
Después de llamar telefónicamente al gerente para arreglar el problema interno, donde el personal que se encontraba en la sala de espera, gritaba desesperado a los cuatro vientos para que lo atendieran; el gobernador de Bolívar, Vicente Blel Escaf, le dio un jalan de oreja al gerente del sanitario de segundo nivel San Antonio de Padua, Luis Vásquez, por improvisar en su trabajo, al recibir una gran cantidad de pacientes, que fueron citados para la jornada de oftalmología.
Fue lamentable el mal manejo de atención a los pacientes; ancianos, mujeres y hombres que proceden cansados de otras veredas, corregimientos o de municipios vecinos, o en el peor de los casos, esperar largas jornadas, sin que den solución a una simple cita, para que lo atiendan dignamente; ya que eso se resuelve con antelación el día anterior.
La improvisación se reflejó por el mal manejo de Alelito Iglesias, quien improviso y en vez de dar solución, creó un zafarrancho, un despelote que ocasionó trastornos en la sala de espera; personas que llegaron tarde se atendieron primero y todo fue un caos total, por el mal servicio prestado por el Centro hospitalario de Segundo Nivel.