Desolado han dejado las montañas de pedriscos ubicados en las Paredes de Ororia, reserva de fauna y flora del municipio de Simití, Bolívar, que contenía arbolen que mantenían el equilibro del ecosistema; los campesinos de Campopallares, en los sectores del Balón, el Porvenir y playones de Campopallares, han destruido los bosques donde se refugiaban jaguares, tigrillos, Monos aulladores, Marimondas, micos, culebras cascabel, zainos, ñeques, incluyendo tarántulas y escorpiones negros como culebras cascabel.
Estos “señoritos” son unos pirómanos empedernidos, amos del demonio y el infierno que alcanza en el lugar 45 grados centígrados; le fascina ver la estela de muertes y han convertido el Bosque Seco Húmedo en un completo desierto en un infierno.
Este año vaticinaremos hambruna para una comunidad que no le basto con destruir el medio ambiente sino también le metieron candela a los humedales, para sacar las hicoteas y tortugas de agua dulce; una destrucción que no podemos describir por el lamentable hecho que deja la ambición de tener una finca al lado de la carretera pavimentada que se está construyendo entre Morales y Simití, que destapó una gran parte del sur de Bolívar, e integrará a comunidades que culturalmente casi eran diferentes.