Alcalde de Arenal del sur NO podrá desalojar a los ocupantes de VillaNellys
Un escuadrón móvil antidisturbios fue lo que el saliente alcalde de Arenal del sur, Bolívar, Eugenio Lobos Quiñonez, trajo como regalo de navidad al municipio de las estribaciones de la serranía de San Lucas, para desalojar a los ocupantes del conjunto cerrado VillaNellys; pero lo irónico de este hecho doloroso, es que los robots humanos, se enfrentaran esta vez contra niños, niñas, ancianos, mujeres embarazadas y discapacitados.
Así es el panorama triste que viven muchas familias desplazadas por la guerrilla y los para; víctimas de los combates en la selva del sur de Bolívar: una comunidad que paradójicamente está sufriendo las adversidades de un gobierno “Humano” que defiende los intereses de los más humildes
El alcalde NO podrá desalojarlos
El error del mandatario Lobo Quiñonez, es que desconoce la normatividad de este país e incita a la violencia, exponiendo una comunidad indefensa, que en vez de resolverle el problema de viviendas que afecta a los ocupantes, se ha convertido en un mandatario arrogante, que hasta en sus últimos días, intimida, motiva e incentiva a la violencia social.
LA CONFIANZA LEGITIMA
El burgomaestre Eugenio Lobo Quiñonez, tenía un mes para desalojarlo y arreglar el problema; NO lo hizo… perdió; pensando en que la ignorancia de los desplazados le daría la victoria; él, con engaños y pactos no cumplidos, llevó a tal punto que el mismo se hizo “el jaricare”; ahora los ocupantes de VillaNelly, tienen un derecho ganado, tienen derecho a la vivienda adquirida.
Además de llegar a buenos acuerdos, el burgomaestre, tendrá que reubicarlos en un lugar decentes y entregarle sus casas; la administración de Lobos Quiñonez, mientras entrega el poder el 1 de enero del 2024, tiene que pagarle arriendo a cada una de las familias y el nuevo gobierno debe seguir con el proceso social, hasta que le busquen solución definitiva al problema que generan los presuntos invasores, para obtener un lugar digno donde vivir.
Arenal del sur, Bolívar, es un municipio que retrocedió cuatro años atrás; ya que, en sus calles de concreto rígido, la tristeza eclosiona superfluamente, como en el pasado retrospectivos, donde los paisanos, solían ponérseles los pies mojosos, al caminar por las viejas calles polvorientas, donde los transeúntes levantaban el polvo arenoso que teñía su piel, que con los minutos se cuarteaba por la resequedad que produce el cenit del sol arenalero.